Uno de los hombres San sonríe durante el interminable flujo de clicks que componen su musical lenguaje. En concreto, creo que este joven (del cual lamento no recordar su nombre) permanecerá en mi memoria por su continua expresión sonriente.
Con sus 40 kg de peso, un cálculo hecho "a ojo", este San y el grupo al que pertenece, tiene la constitución anatómica mejor adaptada que he visto para vivir en un medio tan duro y exigente como lo es el desierto del Kalahari.
Gidichaa Camp, Kalahari, Botswana
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22 de octubre de 2014
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