Son las patas y las bocas de los grandes animales las que abren camino en el interminable manto de papiro del delta. Y son los mokoros las embarcaciones destinadas a recorrer este intrincado sistema de canales. Mientras el sol cae, y la cadencia de los movimientos acompaña al íntimo rumor de la canoa, pienso en la nada descabellada posibilidad de que uno de esos ingenieros de grandes colmillos esté tras la siguiente curva.
Delta del Okavango, Botswana
Canon EOS 400D, 19 de octubre de 2014
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